La pasión de Ross Ulbricht: el largo camino de la seda

En los albores de la década de 2010 y en pleno nacimiento de Bitcoin, Ross Ulbricht (alias Dread Pirate Roberts) creó The Silk Road, un mercado digital instalado en la dark web, la parte de internet no indexada por los motores de búsqueda. Utilizando la red Tor—un sistema de anonimización basado en nodos encriptados y direcciones .onion–, Silk Road permitía el intercambio de drogas y otros bienes ilícitos sin la supervisión de gobiernos o instituciones financieras tradicionales.

El sistema garantizaba el anonimato y la seguridad de los usuarios, al menos en teoría. Aunque Edward Snowden reveló años después que la NSA había logrado vulnerar Tor, lo que llevó a especulaciones sobre si Silk Road siempre fue un honeypot o si su caída fue una operación deliberada.

Bitcoin y la descentralización del comercio ilícito

El principal truco de Silk Road fue utilizar Bitcoin como medio de pago. Al hacerlo, logró conectar a compradores y vendedores a nivel global sin necesidad de acreditar identidad mediante documentos oficiales (lo que se conoce como KYC, Know Your Customer) ni depender del sistema bancario tradicional vía protocolo SWIFT.

Las transacciones se realizaban mediante un sistema de reputación y un servicio de depósito en garantía (escrow), asegurando cierta confiabilidad dentro de un entorno ilegal. Fue la primera vez en la historia de Internet que existió un mercado negro transnacional sin intermediación de mafias tradicionales ni agencias de inteligencia (supuestamente).

En pocas palabras, Silk Road era un desafío directo al control estatal del comercio ilícito, lo que explica la contundencia con la que fue desmantelado. Representó una amenaza directa al monopolio del narcotráfico, históricamente manejado por estructuras estatales y parapoliciales, como quedó en evidencia en escándalos como Irán-Contra y la geopolítica de la droga expuesta por el coronel Mohamed Alí Seineldín.

2013, la caída de Silk Road

El 1 de octubre de 2013, Ross Ulbricht fue arrestado en la Biblioteca Pública de San Francisco mientras estaba conectado como administrador de Silk Road. Las agencias involucradas en la investigación (FBI, DEA, IRS y Homeland Security Investigations/HSI) analizaron las transacciones en la blockchain y revisaron los servidores incautados, encontrando registros detallados de las operaciones, archivos personales que vinculaban directamente a Ulbricht con el manejo del sitio y la friolera suma de 29.655 bitcoins, que a la cotización actual orilla los 2000 millones de dólares. La joya de la corona. Esos números siguieron creciendo con la caída de otros criminales vinculados al caso, como James Zhong, acusado de robarse 50 mil bitcoins del sitio.

Uno de los errores delataron a Ulbricht fue un mensaje en un foro en 2011 donde promocionaba Silk Road bajo el alias altoid, que más tarde vinculó a su correo personal. La operación para detenerlo fue un tanto cinematográfica, dado que la policía montó una emboscada en una biblioteca pública en la cual lo distrajo con una supuesta "pelea de pareja" enfrente suyo, que permitió a los oficiales agarrarlo mientras manejaba el administrador del sitio.

De pirata informático a ícono libertario

En 2015, Ulbricht fue condenado por conspiración para el tráfico de drogas, lavado de dinero y hacking informático, recibiendo una sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. La severidad de la pena convirtió su caso en un símbolo para ciertos sectores libertarios y criptoactivistas, quienes lo consideran un mártir del libre mercado.

La figura de Ulbricht se consolidó como un arquetipo del hacker anarco-capitalista, una evolución del ethos de The Pirate Bay, el ciberpunk de los '90 y por qué no de Kim Dot Com y Megaupload. Su encarcelamiento reforzó la idea de que el Estado no tolera la competencia en mercados ilícitos.

Durante la primera presidencia de Donald Trump (2017-2021), la familia de Ulbricht solicitó reiteradamente un indulto presidencial, sin éxito. Sin embargo, en la campaña de 2024, Trump modificó su postura sobre Bitcoin: de rechazarlo como amenaza al dólar pasó a insinuar su integración en la economía estadounidense. Dentro de su estrategia electoral, y apelando al creciente movimiento cripto-libertario, prometió liberar a Ulbricht en su primer día de gobierno.

2025, Trump cumple con el indulto

El 20 de enero de 2025, tras asumir su segundo mandato, Trump firmó la orden ejecutiva que puso en libertad a Ross Ulbricht. Más allá de devolverle la vida privada a un ícono de la internet libertaria, el gesto confirmó el nuevo enfoque de su administración respecto a Bitcoin y las criptomonedas. Este cambio se reflejó en medidas recientes respecto a la regulación de monedas digitales de bancos centrales (CBDC) extranjeros o al anuncio sobre la creación de una "reserva estratégica" con cripto.

Curiosamente, el caso Ulbricht también pone en evidencia una paradoja ideológica: un ídolo libertario es finalmente liberado no por una lucha ciudadana ni por el mercado, sino por la decisión unilateral de un jefe de Estado con poder monárquico para indultar a quien desee. Un recordatorio de que, en la práctica, la asimetría de poder sigue siendo un factor determinante en el tablero político.

La magnitud y enrevesamiento del caso lo hizo bastante particular. Al menos dos oficiales también fueron imputados en un juicio posterior por robarle bitcoins a Ulbricht en el marco de la investigación: Carl Force de la DEA y Shaun Bridges, del servicio secreto. Lo cual refuerza la tesis sobre al menos cierto involucramiento de las fuerzas del orden en el esquema de The Silk Road. Por otro lado, el propio Ulbricht fue acusado de contratar a un sicario para matar a su socio, pero nunca hubo una sentencia en ese sentido.

Hasta la muerte, toda derrota es psicológica

El indulto presidencial cierra el ciclo abierto en el lejano 2013 y hace pensar en cómo, por el simple hecho de negarse a rendirse, Ross Ulbricht (igual pero distinto) recupera su libertad y vuelve al mundo montado sobre una pequeña fortuna, si algo de todo lo que generó con The Silk Road quedó guardado lejos de las manos de la ley.

Más allá de las repercusiones del caso, su conversión en un ícono libertario y su ascenso al panteón de héroes cripto, está la tenaz determinación individual de Ulbricht de no abandonarse a los sucesos si no mantenerse firme en las circunstancias más oscuras para una persona: estar privado de su libertad. Eso es lo que llamó particularmente la atención y lo hizo destacarse de cualquier otro caso similar. Su postura verdaderamente estoica de no rendirse en la adversidad y mantener una acción militante aún encerrado es lo que marcó la diferencia entre él y todos los demás cripto bros de la primera ola caídos en desgracia por diferentes circunstancias.

Y es precisamente esa postura existencial de enfocarse en las únicas opciones viables que quedan más que en las desgracias lo que retroalimentó su condición de ídolo. Su determinación a no flaquear, a no rendirse, a mantenerse cuerdo en el vértice de la locura, calzó perfecto en el ethos criptolibertario, quienes pueden ahora sostener pérdidas significativas en el mercado de acciones, fundiciones totales, vuelta a los trabajos estándar, porque Ross pudo soportar la cárcel. Increíble cómo en una sociedad y en una comunidad marcada a fuego por la ética protestante (o calvinismo universal), quien se destaca sea quien pudo cumplir un rol vicario con el dolor y la derrota de los demás.

Sin duda, un caso paradigmático para estudiar en la nueva pléyade de tecnologías del yo y/o antropotécnicas como diría Peter Sloterdijk. Pero eso es material para otro artículo.

Godspeed, anon.