Rat Fink, la rata nacida del estrés post traumático de la Segunda Guerra Mundial
Rastrear los símbolos de la rebeldía en el diseño nos lleva a recorrer años y años de historias sobre cómo se resignifican y, sobre todo, cómo se adaptan a las nuevas eras. Y mantener un archivo e información de cómo nacen estos diseños es super importante para que no se pierdan en el tiempo.
El mundo cambió después de la Segunda Guerra Mundial, entrando en la Guerra Fría, y el colonialismo cultural nos dio décadas donde el arte terminó de definirse como arma y propaganda, un camino de profundización absoluta donde éste se terminó convirtiendo en producto primero y hoy, con las nuevas tecnologías, en contenido. Pero en los márgenes siempre pasan cosas y hace 62 años nacía Rat Fink, la rata más punk de los punks, antes del punk, la abanderada de los Hot Rods y la primera mascota de movimientos que representan la rebeldía en la cultura festejando el arte por lo que es: la expresión de lo que tenemos dentro.
Antropofagia cultural y post trauma
Desde que el hombre pudo dominar a otro, canibalizó esa victoria y se quedó con algo del perdedor. Más allá del premio de ganar una confrontación, siempre hubo trofeos de guerra materiales o abstractos que fueron capturados como trapo de cancha. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, los soldados que volvieron a Estados Unidos llegaron con todo tipo de trofeos de guerra nazis, desde cascos e indumentaria a obras de arte, relojes, oro, canciones, recetas o ideas.
Una vez en su país, que no los recibió a todos como esperaban, se encontraron lejos de –los románticos dirán– el compañerismo que se creaba en esas condiciones, pero más aún de la adrenalina que les generaba cagarse a tiros. Desde esa necesidad, estos ex aviadores, marinos y soldados de infantería comenzaron a juntarse, y así nacieron movimientos como las bandas de motoqueros tipo Hells Angels, que usaban cascos e insignias nazis que trajeron de Alemania como recuerdo y provocación a una sociedad que después los abandonó.
Durante finales de los años '30 y comienzo de los '40, una nueva moda nació entre los jóvenes que trabajan en fábricas y, sobre todo, en talleres mecánicos y militares: las carreras de autos modificados. La cultura Hot Rod comenzó a crecer más a medida que los soldados volvían al país con necesidad de comunidad y adrenalina.
Estos tipos no solo tenían más conocimiento de ingeniería y mecánica sino también "acceso" a piezas industriales de aviación y marina que usaban para meter y transformar los coches. Además, los autos que modificaban eran super accesibles en precio, ya que otro cambió posguerra fue la nueva tecnología que pasó de ser militar a civil, dejando a los modelos Ford Model T y Model A como coches viejos apilados en los basureros.
Y entre tanto fierro hay arte, porque algo que también se popularizó y que vino desde la guerra fueron el Nose Art, referido a pintar la parte delantera de los aviones, y el Bomb Art, pintar las bombas y misiles. Los símbolos que se usaban en estas pinturas eran chicas pin-up para levantar a la tropa, animales, calaveras y monstruos para amedrentar al enemigo, y mensajes humorísticos satíricos.
Si bien no hay datos de quién empezó o hizo el primer arte, sí podemos decir que el referente fue Alberto Vargas, un ilustrador peruano que trabajaba para la revista Esquire haciendo chicas pin-up, conocidas hoy como las "Vargas Girls". El más influyente y conocido de su generación fue Tony Starcer, que fue responsable de muchas de las ilustraciones en los bombarderos B-17 del 91st Bomb Group. Pero la mayoría eran artistas anónimos.
Entonces, este nuevo movimiento de autos modificados que corrían carreras en ríos o acueductos vacíos y que ya tenía una cercanía con la rebeldía del rock and roll, que estaba naciendo, sumó el arte de los aviones y bombas. La primera usina se llamó Kustom Kulture, y sus referentes fueron Ed "Big Daddy" Roth, Von Dutch y Robert Williams.
Empezaron en el mundo Hot Rod, pero después se expandieron a todo, incluyendo moda, productos y galerías de arte. En una época en la que todo el mundo usaba camisa y camiseta casi las 24 horas, los aficionados del Kustom se hacían pintar las suyas con dibujos influenciados por este movimiento para presumirlas en sus juntadas. Un signo de rebeldía, porque no estaba para nada bien visto: básicamente, hoy tenés una remera de tu banda favorita porque estos tipos rompieron un límite.
Ya nos comimos a los nazis, ahora nos comemos a la rata
Ed "Big Daddy" Roth, de Beverly Hills, California, fue un ilustrador y músico beatnik muy transgresor para su época que rompió con el molde de lo que venían siendo el dibujo y la historieta. Si bien ya teníamos un grupo de ilustradores que trabajan para un público adulto, Bid Daddy le agregó el toque monstruoso, raro y bizarro que hasta ese momento no estaba tan visto.
En los '50 comenzó a juntarse con los Kustom Kulture y a trabajar en autos, motos y camisetas. La rompió con su arte de "Weirdos", unos monstruos deformes y caricaturescos que generalmente estaban manejando motos, hot rods o tablas de surf. Estos diseños y el hecho de que estuvieran hechos sobre remeras inspiraron a toda una industria.
Hasta que un día, buscando hacer un Micky Mouse malo, rebelde, sucio y loco, dio con Rat Fink. Mickey apareció en 1928, y para los tiempos de Big Daddy ya era uno de los personajes emblema de la cultura de Estados Unidos, y Disney una industria gigante en sí misma. Roth empezó a tirar ideas y rompió tanto al ratón de Disney hasta parir a la rata de la contracultura. El nombre vino del papá de la TV, Steve Allen, el pionero de los Late Night Shows, que usó el termino "Rat Fink" para referirse a alguien como básicamente un forro hijo de puta (fucking dirtbag).
En 1963 aparecería por primera vez Rat Fink, "The Rage of California", y tuvo tanto impacto que la empresa de models kits para armar Revell, con quienes Roth estaba por sacar una tirada de modelos de autos Weirdos, le pidieron sumar a la rata a ellos. De repente, Rat Fink era para rebeldes y también para chicos, la rata aparecía en todas las formas de merch posibles, similar al impacto de la famosa Smiley Face. Pero su grotesca imagen la posicionó para siempre como parte de la contracultura.
Hoy es una IP con un nicho de seguidores fuerte, y a lo largo de los últimos 50 años tuvo revivals importantes potenciados por el nacimiento de géneros musicales como el punk rock, el grunge y otros estilos que resignificaron la memorabilia bélica.
Los acontecimientos y el contexto sobre el arte lo son todo. Cómo podemos viajar de Hitler a Rat Fink parece una locura. Pero así es el arte champagne: a veces el golpe creativo viene de un efecto cadena invisible que puede ser llevado desde las tradiciones hasta los efectos post traumáticos de la guerra. Poder hacer archivo de estos movimientos artísticos de los márgenes es entendernos más.