En algún momento, nuestro ocio se terminó convirtiendo en una máquina de entretenimiento trabajada también por nosotros, pero controlada por el sistema capitalista en el que todos nadamos o nos ahogamos. Y ya desde el "pan y circo" romano, hasta esta era digital on demand que vivimos, este ocio evolucionó muchísimas veces, adaptándose a los formatos de comunicación y a las tecnologías.

Aproximadamente a partir de 2004, con el nacimiento de Facebook, la evolución tecnológica superó lo que podíamos soportar en cuanto a formatos de entretenimiento. En los últimos 20 años, el tiempo pasó rapidísimo. Tan rápido que no llegamos a velar algo que ya había otra cosa para aprender y acostumbrarse: redes sociales, YouTube, el on demand, podcasts, streams…

Me prendo un porro.

Los libros siguen existiendo en papel; la radio y la TV siguen vivas. Todo convive al mismo tiempo, mientras todos los formatos mueren porque justamente el tiempo no para. Y esto nos lleva al limbo en el que estamos ahora, un poco parecido a la frase de Gramsci: "El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos".

Hay un debate de nuevos medios versus viejos del cual se está hablando desde hace banda, pero que no podemos resolver. Se lo quiere centrar en el cómo nos llega y consumimos información y entretenimiento, pero se pone el foco en hablar sobre medios que mueren eternamente, sistemas que quedan obsoletos y nuevos formatos "cada vez más accesibles", que solo te demandan un celular para explorarlos.

Sólo lateralmente la discusión se empapa de algunos otros temas interesantes como la saturación de información, la sobreexposición y el contenido de nichos. La televisión, la radio y los medios gráficos quedaron en el pasado para algunos, aunque no se murieron y siguen conviviendo con los que vinieron y van a venir. Pero ya no son los pilares que sostenían el mundo.

Prendo la tuca y pienso en ayer.

No me enrosco en descifrar esto -por ahora-, pero pienso en cómo me llegaba la info 20 años atrás.

Los rituales de antes

La televisión nocturna , muchas veces acompañada por el porro y la juventud, nos metía en dimensiones extrañas y en fantasías que no conocíamos hasta que nos topamos con ellas en medio de la noche, en un canal de mala muerte. De repente, terminabas viendo un infomercial de una máquina de jugos y te estallabas de risa.

El zapping nocturno para algunos era religioso, y abría portales inusuales: documentales de aliens, erotismo, una película agarrada por la mitad u otro episodio del Fantasma del Espacio de costa a costa. La noche fue el refugio de la contracultura, de lo que estaba al filo, de entregarnos a lo ridículo. I-SAT, Locomotion, The Film Zone…

La radio, a su vez, nos esperaba con emisiones radiactivas de programación marginal. En la vieja Rock & Pop podíamos escuchar programas nocturnos como Empleado del mes, pero sabíamos que la noche llegaba cuando escuchábamos la voz de Alejandro Nagi, que en ese entonces era El Gordo Nagi de las tribus nocturnas.

En AM, Alejandro Dolina acompañado por un teclado y un equipazo se hacían presentes a la medianoche con un programa de pensamientos, de diálogos que cruzaban la filosofía, la historia, el humor y lo bizarro. La venganza será terrible inspiró a muchos a hacer cosas y hoy se sigue emitiendo por radio, pero también se adaptó y sale por stream.

Algo que pasaba mucho en la nocturnidad de esa radio era encontrar testimonios de personas hablando sobre cualquier cosa, desde historias paranormales hasta alguna confesión de amor. Eso convivía con las primeras noches desvelados chateando por Messenger o cayendo en los primeros rabbit holes de YouTube.

¿A dónde quiero ir con todo esto? ¿Estoy llorando por lo que se fue? Armó de nuevo, me prendo otro porro.

Los nuevos ritos del ocio

Bueno, viejo, ése fue el pasado. Ahora vivís en un mundo nuevo… on demand, sin restricciones, y solo necesitás internet. Entonces en la noche, el momento en el que nos rompemos del yo funcional laboral adulto que somos, y junto a algún companion a elección (faso, birra, chocolate), hundimos la cabeza en alguna actividad para relajar y sobrevivir. Esos rituales de antes ya no existen, pero están sus sucesores, donde también podemos encontrar mucha magia.

Twitch y el stream 24 horas de YouTube o Facebook nos pueden acercar a dimensiones que no sabíamos que podíamos cruzar. Por ejemplo, en Twitch existen muchos canales 24 hs donde podés ver Los Simpson, Futurama, anime en audio latino, Dragon Ball, Dragon Ball Z o GT, y muchos clásicos más. Cada tanto los bajan, pero como acto de la naturaleza vuelven a sanar. Para la gente con ansiedad, a la que no le es fácil elegir, tener a mano la droga conocida como ALF puede ser una bendición para antes de irnos a dormir.

Más nostálgico no se puede, ¿o sí?

También existen canales piratas que funcionan todo el día con su propia programación, algunos de ellos camuflados, como baked.live, un foro dentro del que podés crear un canal para compartir programación. Sigue muy activo y la mayoría de los creadores de canales son de USA, por lo cual podemos ver una curaduría de anime, series y pelis en inglés. La gente que suele hacer estos vivos son bastante nerdos, por lo cual nos podemos encontrar maratones de Godzilla, especiales de terror y mi favorito, lucha libre.

Por otro lado, si buscás una experiencia local recomiendo el canal Retro Mágico, una página que emula ser como Magic Kids en los '90, con programación de época y mucho lost media de publicidades. Algo que me gusta de este canal es que los fines de semana pasan películas en audio latino (generalmente) y meten unas buenas maratones de clásicos como Mad Max.

Si tenés forma de usar TV por cable -porque seguís robando o te lo dieron en promo o alguien te presta una contraseña-, la programación nocturna sigue siendo un páramo de contenido para descubrir, entre los infomerciales nuevos de Leiva Joyas o los múltiples reality shows de Discovery Health o History Channel. La magia de un programa de subastas o de desafíos culinarios sigue siendo un opioide muy fuerte.

Hablar de podcast de true crime ya hasta me parece viejo, pero como formato sigue siendo de los más consumidos y ya es parte de nuestra cultura diaria. Mucha gente devora podcasts de horas y horas, tal vez porque ese formato en el que hablan en general dos personas sobre un tema que te gusta puede funcionar como ASMR perfecto para relajar y no entrar en conflicto con nada.

El ocio sigue siendo el mismo, y la droga también. Cambian los formatos, pero todavía podés leer un libro en papel, así como podés leer un comic en .cmr o escucharlo por YouTube. Sí, eso también existe.

Apago el faso en el cenicero. Son las 3:45, a dormir.