Vuelvo a escribir sobre Jurassic Park (1993) doce años después. Una película que aprecio mucho por varias razones. El primer artículo que publiqué en papel fue sobre Jurassic Park (JP). Ese artículo se puede leer en la primera edición de la revista “Velociraptors”. Pero este pequeño rodeo biográfico no tiene mucha importancia. Vamos a concentrarnos en la importancia de JP para con el Canon.
Jurassic Park está inspirada en el techno thriller de nombre homónimo escrito por el autor de Best Sellers Michael Crichton, que tiene en su haber otras novelas-películas como Esfera, Congo (canon), 13 Guerreros (canon); series como ER y guiones de películas/televisión como Twister (canon) y Westworld. Realmente una powerhouse al nivel de Stephen King.
JP es una reversión del tropo clásico “invento revienta al inventor”, osea digamos, Frankenstein. Que, como habrán notado, es el hilo conductor de las tres primeras entradas del canon. Akira, Terminator y JP. Pareciera ser que estos capítulos iniciales del canon giran en torno al rol del creador, el problema del reemplazo y la rebelión contra la autoridad. O bien el tópico de Dios como metáfora de la figura paterna, el rol de los hijos y el problema de la libertad.
A diferencia de las otras dos, donde el foco de la cuestión estaba puesto en la relación entre el creador y lo creado, la pregunta fundamental de JP parece girar en torno al dilema del poder y el control, a la gran metáfora del génesis que es el paraíso perdido, el jardín del edén. Y cómo eso se conecta con la gran pregunta del libre albedrío. A nivel fundamental, JP está atravesada por cuatro problemas. La ingeniería versus la ciencia, el uso de sistemas automatizados de control que deriva en una disputa entre orden contra caos y por último el rol del entretenimiento en tanto, simulacro.
Deloitte & Dinosaurios
Básicamente, JP es una película sobre una auditoría que sale mal. Si hacemos un breve resumen nos vamos a dar cuenta fácil. El multimillonario John Hammond logra resucitar a los dinosaurios gracias a la ingeniería genética. Para usufructuar su investigación no tiene mejor idea que crear un zoológico de dinosaurios. En plena puesta en marcha del parque sucede un accidente. Un velociraptor en pleno traslado se come a un operario. Los inversores del parque, preocupados, piden una investigación sobre el accidente. Para ello, envían a un abogado y a un matemático. Por su parte, John Hammond consigue a un paleontólogo y a una paleobotánica. Hammond aprovecha el fin de semana para organizar una visita en el parque y demostrar que no hay problemas. A la comitiva se suman los nietos de Hammond. Pero, como es obvio, (si no no habría película) todo sale mal, los dinosaurios se escapan y la película se convierte en “Tiburón” sobre tierra firme. La conclusión de los protagonistas antes de abandonar la isla es “no avalar el parque”. Los protagonistas se alejan en helicóptero, vemos un pájaro volando sobre el mar. Títulos. Obra maestra.
Si quitamos los dinosaurios y ponemos, no sé, tigres y en vez de situar al parque en la isla nublar lo hacemos en escobar, todo este asunto sería una investigación interna de una ART para ver si tiene que pagar o no el seguro de vida a la familia del trabajador muerto. Pero, en realidad, Jurassic Park se trata de otra cosa. La potencia no sólo reside sólo en su trama sino que trabaja en un segundo nivel de lectura.
Pensemos en cómo se despliega esta tragedia y cómo cada acción de la trama implica un cierto comentario sobre el tema de la película. La primera escena que vemos es la presentación del gran enemigo. La noche, el parque, los trabajadores, la jaula, el velociraptor, el accidente. Una apertura muy similar a la de Tiburón (1974) donde Spielberg también abre la película con la presentación del lugar (una playa en este caso) y el enemigo (tiburón).
Empezar así una película obedece a una lógica muy propia del cine definida con maestría por Alfred Hitchcock acerca del rol del suspense en la cinematografía. Citando más o menos de memoria Hitchcock propone que el objetivo del buen cine es lograr este estado de tensión permanente en el espectador al que llama suspense y que nosotros solemos traducir como suspenso. Palabra que luego se popularizó para definir un “género” no existente del cine, que en realidad no es ni más ni menos que el thriller.
Hitchcock da una definición de suspenso a partir de un ejemplo. Supongamos que tenemos que filmar una escena dónde dos tipos conversan en un bar hasta que explota una bomba. La primera forma de hacerlo es filmar a los dos tipos hablando y que de pronto, sin previo aviso, explote la bomba. Esto genera un efecto sorpresa muy grande pero que se pierde cuando alguien vuelve a mirar la película porque ya sabe lo que va a suceder. La segunda forma de hacerlo es filmar a los tipos hablando y mostrar que debajo de la mesa hay una bomba. De esta forma, toda la charla vana se convierte en un contrarreloj hacia la muerte. Este efecto se sostiene en posteriores miradas porque el suspense se creó no a partir de la sorpresa sino del hecho que el espectador sabe más que los personajes y no hay forma de avisarles lo que está a punto de suceder.
Este sentimiento de fatalidad cubre toda la primera parte de JP dado que el espectador sabe más que los personajes. Los espectadores sabemos que el ingeniero informático encargado de la seguridad del parque Dennis Nedry (Wayne Knight) se vendió a BioSynt, la competencia de InGen. Nedry recibió un soborno de por Lewis Dodgson para robar todos los embriones de dinosaurio posibles y sacarlos de la isla dentro de un icónico tarro de espuma de afeitar con doble fondo.
El paraíso simulado
Esta película tiene un conflicto fundamental entre hombres que creen que pueden dominar de alguna manera el instinto asesino de una entidad que, casi todos, desconocen. Una negatividad completa. Un depredador alfa. La pregunta es si puede contener un agente patógeno, un ser tan peligroso que su libertad implica tu destrucción. Osea, digamos un hijo. En este caso Hammond juega el rol de un doctor Frankenstein que sabe perfectamente que está construyendo un monstruo. Pero cree que lo puede domesticar. ¿Se puede domesticar un monstruo?1
Toda la metáfora de JP gira en torno a la posibilidad de crear un sistema cerrado perfecto donde la monstruosidad sea exhibida como un espectáculo más nunca rompa los diques de contención. Una especie de jardín del edén, exuberante, desbordado, aislado del resto del planeta; pero con una tensión constitutiva entre peligro y seguridad. Orden y control.
En este caso Hammond viene a jugar el rol de Dios pero que en vez de crear resucita a una especie extinta mezclando ADN de dinosaurio con ranas de áfrica. Estos híbridos genéticos son lo más parecido que se puede conseguir a un dinosaurio con los recursos técnicos disponibles. Son la simulación más perfecta disponible de lo que alguna vez fue un dinosaurio. Casi como un Walt Disney World de animales. Bueno, existe. Se llama Animal Kingdom y se inauguró en 1998. Los dinosaurios de Jurassic Park son un simulacro, el parque en sí mismo es un simulacro y la película, por supuesto, también es un simulacro. Pero cada uno de ellos tiene efectos en el reino que le toca existir. Los dinosaurios en la película, el parque en la película, la película en el mundo real. Pensemos en cómo se solapan estas dimensiones con algo tan tonto como el logo del parque inexistente es el mismo que el de la película. O cómo el merchandising que vemos de Jurassic Park (el parque) adentro de la película, luego se convirtió en merchandising del mundo real. Incluso, las marionetas animatrónicas usadas para crear la película, una vez terminada la filmación, se usaron para la creación del parque de diversiones en Universal Studios. Osea digamos que el efecto performativo de JP (película) fue tal que creó una simulación de la simulación en el mundo real. Sobre esto recomiendo leer a Baudrillard.
Esta idea de simulacro y control aparece en la icónica charla entre la doctora Satler y Hammond mientras los chicos siguen perdidos. Hammond confiesa que su truco siempre fue ser un ilusionista y que JP es lo primero “real” que crea. Satler le responde que todo el parque, la automatización de la seguridad y los intentos de hacerlo mejor son completamente ilusorios. Todo era una ilusión.
Por otro lado, es imposible eludir el solapamiento de JP con el jardín del edén. Un viejo barbudo buena onda con dinero (poder) ilimitado decide armar en una isla tropical su propio paraíso. Un lugar alejado del mundo donde se creará un “mundo nuevo”. Un traidor quiebra ese fino equilibrio y desata una serie de eventos que convierten a ese jardín del edén en un nuevo paraíso perdido. Parece ser que la idea de un jardín idílico sobrevivió al relato bíblico en un tropo literario conocido como Locus amoenus que representa espacios idílicos rodeados de vegetación, planicies y sombras, dónde los protagonistas se relajan en reflexiones bucólicas sobre la vida y el existir. E incluso en el relato del Beowulf (me debo leerlo) la historia transcurre en un espacio de estas características hasta que es invadido por un Dragón.
Pobres los reptiles siempre condenados a dar la nota.
Dinosaurios vs Computadoras
Hay algo de la potencia prometeica del relato de Jurassic Park que se filtró en la producción de la película, de la mano del estudio de efectos visuales Industrial Light and Magic que tuvo que inventar desde cero nuevos métodos para representar a estos animales en la pantalla grande con el grado de precisión que exigía un director de la talla de Steven Spielberg, además del uso de las computadoras Silicon Graphics para estos fines que representa cierto espíritu aún inocente o embrionario de la ideología del Silicon Valley que luego devendría en lo que todos ya conocemos hasta el hartazgo. Los propios equipos de Silicon Graphics harían aparición dentro de la película, lo cual reforzaría este vínculo y el rol de las computadoras en la creación de la película y en el mundo por venir.
Silicon Graphics moldeó en gran parte el imaginario popular acerca de los dinosaurios. Lo actualizó. cristalizó la interpretación de la época, pero el avance constante, el espíritu whig de la historia, es siempre y en todo lugar una tragedia. ahora los velociraptores son pollos con plumas.
Sin embargo, el rol más importante que juegan las computadoras en la película está referido al control del parque, sus sistemas automáticos, su baja cantidad de personal humano y la posibilidad de manejar todo desde un “tablero de control”. De hecho, toda la película Hammond se la pasa encerrado en el centro de control mientras sigue dando órdenes al casi nulo personal que queda en el parque. Esto siempre llamó la atención en virtud de la poca cantidad de humanos que parece haber en Jurassic Park y cómo eso llevó a su inevitable colapso. Lo que hay que recordar es que la visita del grupo auditor se hace durante un fin de semana y todo el personal había abandonado la isla. Igual es muy loco pensar que en un parque de esa escala los fines de semana todos se vuelven a la casa.
Cómo sea, la dicotomía planteada alrededor de la película consiste en sí es posible automatizar los sistemas de seguridad de un parque de este estilo a tal punto que la intervención humana sea innecesaria. Como argumento en mi artículo anterior, la seguridad es una ilusión (un simulacro) de las sociedades eléctricas. Es decir, la ilusión del control sucede a partir de varios principios eléctricos, como por ejemplo la luces que se encienden en una ciudad de noche, las cámaras de vigilancia, los sistemas de comunicación radioeléctricos ¿No nos invade una sensación de desamparo cada vez que se nos corta la luz?¿No nos sentimos en peligro cada vez que estamos en un campo, de noche, sin señal de teléfono, aislados del resto del mundo?
Si algo no podía permitirse John Hammond era quedarse sin luz o que fallen los sistemas de control computarizados. Y fue eso lo que precisamente falló, en la narrativa de la película por una traición humana, pero que eventualmente podía haber sucedido en forma de accidente. Los dinosaurios se resisten a la domesticación computacional (ahora diríamos algorítmica). Podemos pensar en que algo similar sucedió en el último gran ataque de Hamás a Israel. Las IDF parecían adormecidas en el confort de haber suprimido todo intento de ataque por parte de los terroristas de la franja de gaza, mientras que estos habían logrado armar una operación a gran escala sin que eso saltara en ninguno de los “tableros de control” del ejército Israelí. El ataque que generó la actual guerra estuvo fuera del mapa de los sistemas de control y avanzó como lo hicieron los Velocirraptores y los Tiranosaurios saltando todo tipo de muros.
En un sistema como el de Jurassic Park donde la automatización parece haber logrado ocuparse de todos los potenciales aspectos riesgosos de las especies carnívoras, el caos desatado por la acción humana parece una garantía del libre albedrío. Es decir, el caos frente a un perfecto sistema de control (para los dinosaurios JP es un sistema totalitario) es aquello que permite tener un margen contra los dispositivos de domesticación y a los dinosaurios carnívoros ejercer su naturaleza de cazadores y depredadores alfa. Esta postura de irredentismo anti domesticador es la que parece sostener Ian Malcolm durante toda su estadía en el parque, citando que es imposible computar la acción de sistemas complejos (aunque la teoría del caos no dice esto) y que, eventualmente, la naturaleza encuentra su propio camino.
Queda pendiente (en realidad no, Zlavoj Zizek escribió un buen libro al respecto) porqué dentro del paraíso siempre se encuentran las condiciones para su destrucción. En el caso del jardín del edén bíblico los árboles del conocimiento y la libre circulación que tenía la serpiente (oh casualidad, un reptil). En el caso de Jurassic Park, dos de las especies más peligrosas de Dinosaurios resucitadas: el Velociraptor (que en realidad era un deinonychus) y el Tiranosaurio Rex
¿No hubiera sido igual de impactante un parque compuesto sólo de dinosaurios herbívoros? ¿Qué hay detrás de las intenciones de los creadores (Hammond o Dios) de poblar el Edén con seres peligrosos?
Es realmente difícil no alinearse con los dinosaurios en esta película.
Algunas Conclusiones
Jurassic Park aporta una serie de tópicos al canon. Cierra de alguna manera la trilogía del monstruo, abre las discusiones acerca de la domesticación como tarea humana, del caos y la rebelión como formas (¿deformadas?) de la libertad e instaura la inquietante pregunta por la eugenesia, la ingeniería genética (o más bienes ¿social?), el poder y su herramienta más moderna: la mercadotecnia. Configura el miedo moderno al apagón, el temor constante a la invasión del espacio seguro (¿una metáfora de los country clubs?) y el problema constante entre seguridad y caos. Acaso una prefiguración del terrorismo por venir.
Para ver un caso positivo de la misma pregunta recomiendo “Cómo entrenar a tu Dragón” (2010). ↩