Cada nicho tiene su lenguaje, el mundo del juguete también. Por eso, para seguir abriendo puertas y aprendiendo, revisemos cuáles son los conceptos básicos para conocer el mundo del coleccionismo juguetero, desde lo original, lo trucho y lo artístico.
Originales, licenciados y terceras marcas
Cuando hablamos de originales o licenciados hacemos referencia a productos o figuras de acción de IPs registradas, fabricadas por la misma empresa dueña de esa marca o licenciadas a otra que trabaja bajo ese permiso. En pocas palabras, un Spider-Man (propiedad de MARVEL) vendido por Hasbro (que tiene la licencia para la venta/distribución) es un producto 100% original.
En este caso, las figuras de acción suelen tener el logo de la marca fabricante y el año (generalmente en las bases, los pies o en alguna zona donde se pueda esconder), y contener en su caja/blíster toda la información legal del producto. Puede pasar que una misma IP sea vendida o cedida por la empresa dueña a más de una tercera marca, y es así como tenemos el Spider-Man de Hasbro y el Spider-Man de Funko, por ejemplo.
Bootlegs, las versiones truchas
En su definición más simple, un bootleg es una versión pirata de un producto con licencia. Pero es un poco más complejo si hablamos de juguetes. En principio, sí: bootleg es la versión trucha que quiere pasar por la original y que tiene una calidad inferior. Generalmente son fáciles de identificar por los materiales usados, por estar mal pintados, porque su caja o blíster tiene algo que no encaja o simplemente porque es un muñeco de Shrek en un batimóvil.
Si el bootleg es de muy buena calidad y puede pasar por original, se habla de un counterfeit (confite para los amigos), que ya tienen usos más crueles dentro del mundo de la falsificación. Estos inventos nacieron en China/Hong Kong aprovechando las matrices jugueteras de los productos que se fabricaban ahí y en países del tercer mundo donde adquirir originales era caro. Muchos de nuestros mejores juguetes, en Argentina, fueron bootlegs y también se crearon acá.
Pero el bootleg tiene una resignificación desde la contracultura: a mediados de los '90, un loco llamado Suck Lord empezó a hacer sus propios juguetes en base a figuras de Star Wars (y otras marcas) y comenzó a usar como referencia el mundo de lo trucho y lo punk. A nivel diseño, fue una pequeña revolución artística que fue creciendo y sumando gente hasta el gran universo toy maker que tenemos hoy.
Así, el bootleg se redefinió también como un movimiento artístico contracultural, una actividad que se podía hacer en casa con diferentes elementos, siendo la resina uno de los más preciados.
Podríamos decir que las primeras copias piratas que llegaban también con reinterpretaciones bizarras desde fábricas clandestinas fueron el principal detonante de una contracultura artística. Sin embargo, la palabra no deja de usarse para estas pirateadas y vive una doble vida, entre lo marginal y el art toy.
Knockoff, industrial y popular
Este tipo de juguete tiene un poco de original y otro de bootleg. Un Knockoff es un producto nuevo e industrial (aunque sea de una pequeña fábrica china) que se parece a productos originales pero que no usa su licencia directamente para vender. El ejemplo argentino por excelencia son los Guerreros del Mañana, donde se usaron los moldes de los juguetes de He-Man y se crearon nuevos personajes.
Entonces, es un producto que se asemeja a una marca conocida y tiene generalmente una calidad inferior (como el bootleg) pero es una licencia totalmente nueva, creada industrialmente. En Argentina tuvimos varios otros como Fuerza T de Top Toys o Brigada de Combate (que usa moldes de los G.I. Joe de Street Fighter). También suelen ser los más bizarros o cómicos, ya que la inventiva a parecerse a los originales desbloqueó mutaciones extraordinarias.
Art toys o juguetes de diseñador
Despegándose del concepto pirata del bootleg, un art toy es un juguete con diseño original, generalmente de pocas piezas de producción. Ya no tiene atrás una fábrica o un grupo de gente que piensa en piratear para vender, si no un artista que quiere hacer una representación de algo en versión juguete.
Este movimiento surgió en paralelo a la contracultura del bootleg mencionada con Suck Lord, y fue principalmente promovido por el movimiento de artistas de California LowBrow a partir de los 2000. Un art toy puede ser un bootleg como los que hace Suck Lord en resina, puede tener espíritu de knockoff (si por ejemplo es una tirada de un personaje original a partir del diseño de alguien más) o puede ser una intervención sobre juguetes ya fabricados.
Lo que termina por definir este tipo de juguetes es que quien está detrás del diseño es un artista o conjunto de artistas, y que están pensados desde el objeto de diseño y no desde el juguete para ser usado como tal. El art toy cuenta con una variedad de materiales de trabajo, como la resina, el vinilo, distintos metales, látex y otros.
Hecho en Argentina
Nuestro país está pasando por un gran momento a nivel producción de bootlegs y art toys. Aunque todavía los toy makers están buscando cómo definirse, viendo si abrazar la contracultura o darle el status de arte.
En 2018 escribí una nota para VICE sobre una escena que estaba naciendo -pueden chequear para ver quienes estuvieron desde esa época–, aunque en realidad en ese año todavía estaba en la panza y puedo decir que la escena nació post 2020, con un montón de gente nueva y llena de energía para hacer cosas.
También el tiempo acercó nuevas tecnologías, que algunos discuten y otros abrazan fuertemente, pero que posibilitaron el acceso a crear juguetes desde el modelado y las impresoras 3D.
Actualmente, en el país se están haciendo muchas muestras y ferias de este universo, siendo la Bootleg es Cultura (que va a tener su próximo evento el 16 de noviembre en Espacio Tacheles, de 15 a 21) y la ArtToyCon las más importantes.
Además, pronto vamos a estar escribiendo acá sobre los artistas impresionantes que tenemos en nuestro país haciendo juguetes.