Joystick Microsoft Xbox One

El de Xbox One es un gran control para jugar. Consiste básicamente en una actualización necesaria pero prolija del icónico mando de la Xbox 360. No hace falta saber demasiado para darse cuenta de que el gran acierto existencial de estos controles fue haber cambiado el lugar del stick izquierdo y llevarlo adonde PlayStation ubicaba el suyo, respetando la simetría vertical de su control.

La ruptura de esa simetría permitió a Xbox generar un distintivo y pensar una mejor plantilla para los controles, donde el dedo índice izquierdo se deposita de forma natural levemente más arriba que su compañero diestro. Con esto, no sólo obtuvo un mejor control que su rival histórico si no que además encontró un lugar y un nicho donde hacer pie. Entre los jugadores que querían mezclar la experiencia de la PC master race y un joystick, la mayoría se inclinó por el de la Xbox o algún clon.

Los puntos altos del control de Xbox One son la postura de sus botones, la mejora en la velocidad de respuesta y la ergonomía, que da un alcance muy bueno a los gatillos traseros. Es una gran actualización de un concepto base ya de por sí exitoso. Las texturas rugosas en los sticks y en el cuerpo del control son otro gran acierto.

Además de la conexión vía Bluetooth, se agrega conexión vía USB-C, lo cual permite enchufarlo directo a la computadora o a una fuente de alimentación, dado que todavía usa pilas. Y quizá ése sea el peor aspecto de todo el control: yo lo uso para jugar en la TV con el servicio de juegos por stream de Xbox, y además para lo que quiero jugar con control en la PC. Es un mando sólido, bien construído y con la mejor disposición de sus competidores. Pero usa pilas.

El otro aspecto por ahora negativo es el precio (arriba de 100K pesos), mientras que las versiones clones del control de 360 se consiguen en el rango de las 20 lucas, lo cual es un precio súper competitivo para un mando que todavía se la banca.